lunes, 31 de enero de 2011

La crisis de deuda pública.

La crisis de deuda pública

Es una realidad que el denominado “estado el bienestar”, que disfrutamos en los países occidentales, es caro de mantener. De hecho genera una enorme estructura de gasto público que, lo peor de todo, es complicada de desmontar o al menos reducir en casos en los que los ingresos del Estado disminuyan. Esta rigidez de los gastos como la sanidad, la educación, pensiones… lleva a los gobiernos a una necesidad de financiación cada vez mayor. Las fuentes de financiación son limitadas, como vemos los gobiernos ya han decidido subir los impuestos pero el aumento de la recaudación es claramente insuficiente. La opción que se ha tomado ha sido realizar emisiones de deuda pública masivas, es decir los Estados se han estado endeudando a gran velocidad.

¿Dónde surge el problema?,  la respuesta parece clara, quien te está prestando, es decir, tus acreedores, comienzan a preocuparse de tu solvencia. Hace pocos años si se podía confiar en una inversión era en la de deuda pública o soberana, si el bono que se compraba era español o alemán la rentabilidad era la misma, ya que existía casi la total certeza de que la inversión se cobraría. A partir del incremento súbito de la deuda pública de algunos países han empezado a surgir dudas sobre su solvencia y por eso los acreedores han empezado a exigir una contraprestación mayor, en forma de tipos de interés más elevados, dependiendo de la solvencia de cada país. Es aquí donde surge el concepto de “diferencial”.

El diferencial de tipos de interés es la diferencia entre los tipos que se pagan por la deuda de cada país con respecto al más solvente, que suele ser el bono alemán. Recientemente el bono español ha rondado los 300 puntos básicos de diferencial comparado con el alemán. Esto significa que el Estado español paga un interés un 3% por encima del que paga el estado alemán. Este porcentaje cabe atribuirlo a la prima de riesgo que los acreedores exigen para comprar deuda española, o sea, para colocar la deuda hay pagar un precio más caro y así captar el interés de los inversores.

¿Quién califica la solvencia de los países?, existen las llamadas agencias de calificación o de rating. Las más conocidas son Standard and poor’s.Moody’s o Fitch. La primera de ella bajó el rating de España de AAA, que indica máxima solvencia, a AA+, que indica elevada solvencia. En todo caso, rumores sobre futuras bajadas de calificación y la delicada situación financiera de otros países han empujado a los acreedores a pensarse si es conveniente o no adquirir deuda española.

¿Dónde está el límite?, el problema puede llegar de dos formas: la primera es que algún país realmente no pueda pagar su deuda y muchos acreedores pierdan su inversión o al menos una parte. Esto generaría una reacción en cadena que afectaría a otros países en parecida situación. La segunda es que algún país no sea capaz de colocar su deuda en el mercado lo que le llevaría a una situación de quiebra técnica. Debemos pensar que una parte considerable de la deuda que hoy se coloca es para pagar vencimientos de deuda emitida anteriormente.

En resumen, la crisis de la deuda que estamos viviendo tiene un final que es una auténtica incógnita pero que sin duda está habiendo tambalearse la economía del bienestar social que hemos disfrutado en las últimas décadas.